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martes, 4 de agosto de 2015

Recuerdan a San Juan María Vianney como uno de los grandes confesores

Recuerdan a San Juan María Vianney como uno de los grandes confesores 
Martes 4 Ago 2015 | 10:46 am
Quilmes (Buenos Aires) (AICA): La diócesis de Quilmes recordó a San Juan Bautista María Vianney, conocido como el Santo Cura de Ars, como “uno de los grandes confesores de todos los tiempos”. “Su humildad, su predicación, su discernimiento y saber espontáneos, y su capacidad para generar el arrepentimiento de los penitentes por los males cometidos fueron proverbiales. Administrador del sacramento de la penitencia durante cuatro décadas a razón de más de diez horas diarias, llegó a hacerlo entre dieciséis y dieciocho horas por día durante trece años”, destacó en su página en la red social Facebook. Monseñor Carlos Tissera puso al padre Lucio Gera como ejemplo de sacerdote ¨maestro de teología, formador de pastores¨.

 La diócesis de Quilmes recordó a San Juan Bautista María Vianney, conocido como el Santo Cura de Ars, como “uno de los grandes confesores de todos los tiempos”.
 “Su humildad, su predicación, su discernimiento y saber espontáneos, y su capacidad para generar el arrepentimiento de los penitentes por los males cometidos fueron proverbiales”, destacó la diócesis a cargo de monseñor Carlos José Tissera, en su página en la red social Facebook.
 “Administrador del sacramento de la penitencia durante cuatro décadas a razón de más de diez horas diarias, llegó a hacerlo entre dieciséis y dieciocho horas por día durante trece años, desde 1830 hasta que enfermó en 1843”, sostuvo.
 La diócesis señaló que San Juan Pablo II escribió sobre el Santo Cura de Ars: “Me impresionaba profundamente, en particular su heroico servicio de confesonario. Este humilde sacerdote que confesaba más de diez horas al día comiendo poco y dedicando al descanso apenas unas horas, había logrado, en un difícil periodo histórico, provocar una especie de revolución espiritual en Francia y fuera de ella. Millares de personas pasaban por Ars y se arrodillaban en su confesonario”
 En tanto, monseñor Tissera saludó a los sacerdotes y compartió fragmentos del libro “Meditaciones sacerdotales”, que recopila escritos del fallecido presbítero Lucio Gera, a quien definió como un "sacerdote, maestro de teología, formador de pastores".
 “Mi vocación al sacerdocio fue un asunto entre dos, no únicamente una opción mía, unilateral. Dios está en el origen, está a mis espaldas de sacerdote. Esto no quiere decir que haya tenido revelaciones, o apariciones… Gracias a Dios nunca he tenido una aparición o una revelación y sólo he podido moverme en la vida desde mi fe sencilla. Un sacerdote tiene que aprender a vivir en soledad. Pero uno aprende y acepta vivir en soledad sólo porque, en definitiva, no se está solo. No sólo el sacerdocio, también la existencia humana es cosa de dos. También la muerte es cosa de dos, porque nadie va a la nada, sino a Dios. Uno vive siempre en la presencia de Dios. Y esta presencia no es amenazadora. Como solemos decir en los Salmos: “Él es la roca”, no el vacío o el abismo”, escribió el padre Gera.
 “Mi opción por el sacerdocio ha nacido de un horizonte pastoral, es decir, en referencia a otros hombres… Me pareció con sencillez que Dios era un bien, y que sería un bien dedicar la vida a comunicar a Dios a los demás. Y eso decidió taxativamente sobre mi vocación. Pensé que estar privado de Dios puede ser un gran vacío, o una gran distracción. Por eso me pareció que debía entrar en esta vocación en la que uno tiene que ser memoria de Dios, recordarlo para que Él no caiga en el olvido”, sostuvo el sacerdote.+

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