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EDICTO EDITORIAL

Edicto Editorial
DEBIDO A LA SITUACION ECONOMICA QUE ATRAVIESA NUESTRO MEDIO, DONDE A LOS POLITICOS (DE NINGUN PARTIDO) LES INTERESA LO QUE SE HACE DESDE NUESTRA MESA DE TRABAJO -TODOS LOS DIAS DESDE LA FUNDACION DE ESTE MEDIO, EN EL AÑO 2009-, SALVO AYUDAR A SUS AMIGOS (QUE DESDE LUEGO, NUNCA LO FUIMOS DE NADIE), NUESTRO DIARIO VIRTUAL ANUNCIA QUE EL PROXIMO 30 DE ABRIL SE DISCONTINUARA, YA QUE CONSIDERAMOS QUE NO ES NEGOCIO HACER QUE LOS POLITICOS SE HAGAN DE MILLONARIAS SUMAS Y QUE NOSOTROS TRABAJEMOS GRATIS PARA ELLOS, MIENTRAS QUE NUESTRAS FAMILIAS NO TIENEN LO MINIMO INDISPENSABLE. SEPA SR. LECTOR DISCULPAR LAS MOLESTIAS

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sábado, 11 de agosto de 2012

RECIBIMOS Y PUBLICAMOS


Compartimos la opinión calificada de algunos profesionales con reconocida trayectoria en la temática de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes: 
 Ante la compleja situación que atraviesa el Area de Infancia y Adolescencia del Municipio de Quilmes, quienes trabajamos desde hace años en las temáticas relacionadas con las infancias y adolescencias, y que fuimos convocados para participar en el proceso de construcción de la Política de dicho municipio para el sector, queremos expresarnos y renovar nuestro apoyo para el sostenimiento de este proceso. 

 Llevar adelante y coordinar esta propuesta en un municipio donde no existía previamente una política de promoción y protección de los derechos de la niñez y adolescencia ha sido un desafío enorme.
 Para ello fue necesario contar con voluntad, decisión y respaldo político; así como poder darle forma al marco conceptual del enfoque de derechos como sustento de un proyecto fundacional y transformador.
 El incremento presupuestario del área y de los recursos humanos que la componen da cuenta de la magnitud del proceso transitado en estos años y de las líneas de acción en marcha.
 Todo proceso de construcción institucional y de expansión de una nueva política no está exento de tensiones y conflictos. En estas instancias, emergen como marcas distintivas de la conducción política y técnica del área tanto el carácter y la orientación pública de la política, como la capacidad de sostener la concepción de los niños y adolescentes como sujetos de derechos. Bajo estos postulados, la gestión de Valeria Isla y de Ruth Kochen se ha caracterizado por generar muchos y continuos espacios de participación y diálogo tanto intraestatales como con la comunidad. Estos espacios, dan cuenta de una importante capacidad de reflexión crítica y de una búsqueda permanente para articular el pensar y el hacer.
 Desde nuestro accionar profesional, creemos que entender el lugar del niño y del adolescente como sujetos de derecho, supone la presencia de adultos -en este caso trabajadores- responsables. Sabemos tambien que este posicionamiento debe abstenerse de múltiples atravesamientos como son la mimetización con el otro niño, la victimización, una posición salvacionista que nos supone irremplazables e imprescindibles, y especialmente el de escudarse detrás de los niños y adolescentes para defender cuestiones gremiales. Entender a los niños y adolescentes como sujetos de derechos implica justamente correrlos de ese lugar de “cosificación”, y entender nuestras acciones como una herramienta para que se efectivice su acceso a lo que les corresponde, evitando la confusión con los conflictos de los adultos.
 Finalmente, deseamos expresar nuestra solidaridad con las compañeras Ruth Kochen y Valeria Isla, quienes día a día:
 - ponen a disposición su amplia trayectoria de trabajo en la construcción de una oferta de calidad para los chicos y familias de Quilmes
 - asumen una posición de cuidado y respeto por las maneras en las que se llevan adelante los distintas propuestas y proyectos,
 - se enfrentan -no sin incomodidades y dificultades- a los desafíos que supone inaugurar un espacio inédito de promoción y protección de derechos, atendiendo las multiplicidades y complejidades que esto supone.
 - procuran día a día el cuidado de lo común y sostienen un actuar preocupado por lo justo.

 Graciela Soler 
 Javier Moro 
 María Ana Monzani 
 Mario Zerbino 
 Adriana Jou 
 -- 
 FOK 
 Frente de Organizaciones Kirchneristas 
http://www.fok-quilmes.com.ar/

4 comentarios:

  1. algunos detalles de la política de infancia en quilmes.

    quienes sostienen día a día las políticas de infancia, la mayoría de los equipos de restitución que sostienen el reclamo por mejores condiciones laborales, no tienen lugar en las decisiones. esto es evidente si pensamos que el consejo local de infancia no integra a los trabajadores y trabajadoras.

    es cierto que en el municipio se logró apuntalar un área de infancia que antes era reducida. los trabajadores y trabajadoras sabemos eso. hemos acompañado el proceso, pero también hemos expresado malestares institucionales, en múltiples ocasiones, sin ser escuchados. hay precedentes a este conflicto. eso no lo puede negar ruth kochen, quien ha sistemáticamente negado la posibilidad de abrir espacios institucionales para elaborar dicho malestar. nuestra insistencia tenía que ver con el modo en que diariamente atendemos situaciones que nos afectan, y que tiene consecuencias en el modo de abordar las situaciones. la alta rotación de profesionales, por ejemplo.

    mencionar que los trabajadores y trabajadoras tenemos derechos no es cosificar a los niños, instrumentar sus derechos como si hiciéramos un uso amarillista. la aplicación de la ley 13298 tiene que contemplar el derecho a la estabilidad laboral, puesto el vínculo que es preciso armar, no por esto haciendo insustituible el trabajo de nadie, pero tampoco yendo en desmedro del imprescindible trabajo de armar una relación empática. claro, la subsecretaría supone hoy que es mejor desprenderse de las situaciones, tratarlas técnicamente, aun si no se anima a decir que de ese modo busca economizar en la atención, precarizando los derechos.

    un proyecto político, social, cultural se mide por lo concreto, no por las buenas intenciones. el barba gutiérrez habla de derechos humanos, incluyendo así a los trabajadores y trabajadoras, como así también a los niños, niñas y adolescentes de quilmes. sin embargo, considera que los profesionales que diariamente aplican dicho proyecto están exceptuados de sus derechos, que no pueden tener estabilidad en su tarea. nuevamente, esta tarea es específica, tiene condiciones particulares. si ustedes quieren sostener que nos escudamos en los derechos de los niños, allá uds. nosotras y nosotros consideramos que exceptuándonos de nuestros derechos se desatiende los derechos de los pibes y pibas quilmeñas. la gestión de gitiérrez afirma así la precariedad de las políticas. se ampara en que esto sucede en todas partes, naturalizando el sistema precario de promoción y protección de derechos.

    sabemos que un proyecto institucional implica conflictos. el asunto es cómo se elabora dicho conflicto. no es un buen modo despedir a quienes enuncian un malestar que implica la aplicación de la política.

    gastón. educador en ciudadanía despedido.

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  2. Primera carta abierta en respuesta a Graciela Soler, Javier Moro, María Ana Monzani, Mario Zerbino y Adriana Jou
    Cuando de espacios se trata, una trayectoria es la huella que un recorrido traza entre dos puntos del mapa. Cuando se trata de tiempos, el intervalo diacrónico que se abre entre dos casilleros del calendario. Las trayectorias nos hablan de un tránsito ininterrumpido, continuo, vacío. Son reductibles a una cifra, mensurables, comparables. ¿Cuánta distancia recorriste? ¿Cuánta antigüedad tenés?

    Los veteranos suelen recurrir a la trayectoria cuando, seniles, olvidan la multiplicidad de experiencias vividas. Las experiencias son extrañas a las trayectorias. Mientras éstas son imágenes fijas, las experiencias son inquietas. Tienen vida propia. Sus formas son irreversibles, irreemplazables, incomparables. Algunas duran apenas un instante. A otras, la duración les resulta insignificante.

    En otras ocasiones, los veteranos recurren a la trayectoria cuando ven puesto en riesgo su mando aristocrático. Resabio moderno de la gerontocracia, la antigüedad es una forma de gobierno de la tradición que, como tal, le tiene vértigo al movimiento. Para los veteranos, temblor y terror tienen, nuevamente, un mismo tenor.

    A veces, la palabra muerta de las leyes resulta más sabia que la viva –aunque agonizante– de los veteranos. Las leyes de infancia nos hablan del niño como sujeto de derechos basado, entre otras cosas, en su derecho a ser escuchados. Su derecho no es a la palabra, simplemente porque la palabra no es un derecho que se adquiera. La palabra no se pide. La palabra no se otorga. La palabra se toma. Y sin dar nada a cambio más que la palabra propia.

    Muchas veces se nos ha preguntado a los trabajadores de la Subsecretaría de Infancia de Quilmes cuál es el rol del adulto en la vida un niño. Tal vez, quienes nos hayan formulado la pregunta ya tengan de antemano la respuesta. En dicho caso, lo que quizás hayan buscado, en un digno ejercicio de sacerdocio, no es tanto una respuesta como un índice de evaluación. El derecho de los niños a ser escuchados nos obliga a los adultos a disponernos a la escucha. A prestar atención. A ser todo oídos. Tal es una de las principales tareas que los trabajadores de la Subsecretaría realizamos día a día en nuestro laburo. Escuchar y, antes que ello, tramar un vínculo que permita la escucha, un vínculo en que la escucha confíe.

    Introducir un discurso haciendo mención a la trayectoria de quien habla, dando cuenta de su antigüedad, de los años dedicados a tal o cual materia, puede ser leído como un último recurso –bastante pobre, por cierto– para fundamentar aquello que se procura luego decir. Cuando lo que se va a argumentar a continuación es la condición de los niños como sujetos de derecho, más que fundamentar de modo estéril, la introducción produce una desestimación de todo el discurso posterior. A no ser que se considere que los niños tienen derecho a ser escuchados para que luego su palabra sea e-valuada según la antigüedad de quien habla.

    A los trabajadores despedidos de la Subsecretaría de Infancia se nos dijo somos unos chiquilines. La utilización del calificativo de infante de manera peyorativa compone un agenciamiento común con el recurso a la trayectoria como fundamento argumentativo. Porque somos chiquilines no se nos escucha. O se nos escucha evaluando nuestra palabra como la palabra de un chiquilín: una palabra chiquita, una palabra pobre.

    El informe presentado por las abogadas del municipio en el Ministerio de Trabajo dice que los trabajadores de la Subsecretaría de Infancia, al igual que el resto de los mensualizados, nos encontramos en un régimen de excepción, no poseyendo estabilidad en nuestro empleo. Pero no es sólo el derecho a la estabilidad aquel del que se nos exceptúa. También del derecho a la escucha. Los trabajadores de la Subsecretaría de Infancia fuimos despedidos por hablar. Por tomar la palabra. Por negarnos a exponer nuestro malestar. Por no querer escucharlo.


    Continua...

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  3. La distinción entre cuerpo y sujeto ha sido largamente estudiada por la filosofía política. Tal distinción permitió, entrado el siglo XX, la puesta en funcionamiento de máquinas fascistas de despersonalización. Hoy día asistimos a la continuación de tal distinción en la proliferación de una cada vez mayor variedad de modos jurídicos de subjetivación: derechos de los niños, derechos de las mujeres, derechos de los trabajadores, derechos de los consumidores, derechos de los migrantes, derechos de los pueblos originarios… y sigue el listado. Tomando prestada la retórica latinoamericanista tan de moda por nuestros días, proponemos llamar a este fenómeno la tupacamarización del sujeto de derechos. Esta tupacamarización del sujeto permite que se vulneren los derechos de algunos creyendo, con ello, no desproteger los derechos de todos los demás. Aún más, bien se pueden exceptuar los derechos de los trabajadores de organismos de derechos creyendo ello no produce, de manera concomitante, una vulneración de los derechos de aquellos con quienes dichos trabajadores día a día trabajan.

    Uno de los roles de los adultos en la vida de un niño es prestarse a la escucha. La escucha atenta se encuentra en la base de una ética del reconocimiento del otro en cuanto sujeto. Pero también lo es la devolución sincera de una palabra verdadera. A los niños hay que decirles la verdad. Buscar los modos de hacerlo es tarea de quienes trabajamos día a día con ellos. Pero siempre la verdad, sin mentiras ni eufemismos ni enmascaramientos. Los trabajadores despedidos de la Subsecretaría de Infancia nos preguntamos: ¿qué les dirán a los niños con quienes veníamos trabajando desde hace meses –y, en algunos casos, años– cuando sean otras las personas con quienes tengan que sentarse a hablar? ¿Que fuimos cesanteados por razones de servicio? ¿Que fuimos trasladados por razones de reestructuración? ¿Que se nos otorgaron cartas de recomendación para mejores trabajos? ¿Que se ha descubierto que aquellos que se prestaron a escucharlos durante tanto tiempo eran malos profesionales? ¿Que existen informes secretos que cuestionan nuestra labor, que ellos, los niños, no pueden ver pero que, dentro de treinta años, cuando ya sean grandes, podrán exigir su desclasificación? ¿Que ya deberían estar acostumbrados a la alta rotación de personal? ¿Que éramos como las piezas intercambiables de un Rasty y que lo mismo da que hablen con nosotros como con cualquier otro? ¿Que cierren los ojos, olviden a quiénes tienen en frente y digan lo que tienen que decir? ¿Que tengan paciencia y esperen a que los trabajadores reemplazantes generen con ellos el vínculo que después de muchos encuentros tramaron con quienes fueron despedidos? ¿O les dirán que fuimos despedidos porque no se nos quiso escuchar? ¿Les dirán que aprovechen la oportunidad que tienen ahora de ser escuchados porque, en cuanto sean grandes y trabajadores, serán exceptuados de sus derechos?

    Alguna vez, alguien dijo que, mientras exista sobre la Tierra una sola persona privada de su libertad, el mundo entero será una gran cárcel. Hoy, los trabajadores de la Subsecretaría de Infancia decimos que, mientras exista en Quilmes una sola persona privada de escucha, el municipio entero estará completamente sordo. Y toda política de derechos será una pantomima.

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  4. Segunda carta abierta en respuesta a Graciela Soler, Javier Moro, María Ana Monzani, Mario Zerbino y Adriana Jou
    Los/as trabajadores/as del equipo de Restitución de Derechos, no desconocemos todos los avances que en materia de política de niñez se han producido en la actual gestión. No lo desconocemos, ni lo negamos.

    Ahora bien, resaltar que se ha avanzado, incluso que se ha avanzado mucho, no debería ser usado como argumento para invisibilizar lo que aún continúa pendiente, ni aquellos factores que impactan negativamente en la implementación de las políticas de promoción y protección de derechos de niños/as y adolescentes, salvo, claro, que exista un compromiso mayor con las autoridades que con las políticas mismas.

    Y entendemos que la promoción y protección de derechos de los/as niños/as está relacionado con los derechos de los/as trabajadores/as, porque somos nosotros los que día a día trabajamos cara a cara con los/as niños/as y sus familias, y el estar exceptuados de derechos laborales tan básicos como la estabilidad (entre otros), repercute directamente sobre la calidad del servicio que nosotros, como trabajadores/as, podemos prestar. Y existe sobrada producción teórica al respecto. Por mencionar un ejemplo, como es sabido, entre las principales causas del burn-out, se encuentran aspectos organizacionales/institucionales tales como falta de seguridad económica (estabilidad y adecuación de las remuneraciones) y la necesidad de dedicación full-time para la resolución de situaciones complejas (dedicación que nunca está contemplada dentro de la retribución); mientras que entre sus consecuencias directas se halla la dificultad para desarrollar adecuadamente las actividades laborales.

    En el mismo sentido se expresa un informe elaborado por la OMS en el año 2000 donde resalta que los trabajadores son el recurso más importante que tiene el sistema de salud para lograr su eficacia, y recomienda invertir en el mantenimiento de los recursos humanos, puesto que estos son vitales para el buen funcionamiento del sistema y para conseguir que éste ofrezca una buena calidad de servicio. Por supuesto, que esto es extensible a todos los organismos y, principalmente, a aquellos que trabajan con poblaciones en situaciones de vulnerabilidad.

    Por lo tanto, que nuestras acciones se constituyan en herramientas para que se efectivice el acceso de los niños a lo que les corresponde, depende directamente de todos aquellos aspectos que configuran nuestro ámbito y condiciones laborales. Negar esta relación, o considerarla una confusión con conflictos de adultos, es sencillamente tendencioso, puesto que damos por descontado que Graciela Soler, Javier Moro, María Ana Monzani, Mario Zerbino y Adriana Jou no pueden desconocer que ambas cuestiones se encuentran íntimamente vinculadas, ni toda la bibliografía existente que señala tal relación.

    Asimismo, si la precarización laboral de los/as trabajadores/as del área de niñez impacta negativamente sobre las acciones que nosotros podamos implementar para contribuir al acceso a derechos de los/as niños/as, ¿se puede sostener que llevar adelante reivindicaciones por los derechos de los unos y los otros (ya que se encuentran íntimamente relacionados) significa no reconocer a los niños como sujetos de derechos y, por ende, cosificarlos? Cierto que no. Pero lamentablemente, constatamos una vez más, la profunda disonancia existente entre lo real y lo discursivo: “no se puede dejar de atender las situaciones de vulneración de derechos de los niños/as” asociado a bajo presupuesto, y a las peores condiciones laborales. ¿Es que se puede sostener que se le asigna prioridad a la política de niñez, si quienes la implementamos somos trabajadores precarizados, exceptuados de derechos fundamentales? Cierto que no, puesto que ni Ruth Kochen, ni Valeria Isla pueden implementar ninguna política solas, sin trabajadores, salvo que se crea que son, no sólo irremplazables e imprescindibles, sino también, omnipotentes. Y nosotros, sabemos que no.

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